¿Qué son las inyecciones intravítreas?
Este procedimiento de terapia intraocular consiste en administrar fármacos dentro del ojo, que se liberan en la cavidad vítrea. De este modo, la medicación actúa localmente sobre la retina y, en concreto, la mácula (zona central responsable de la visión de detalle).
Los fármacos utilizados, generalmente, pueden ser:
- Antiangiogénicos: evitan la proliferación de vasos sanguíneos anómalos
- Corticoides: reducen la inflamación ocular
Inyectarlos directamente en el interior del globo ocular permite aportar altas concentraciones de medicación y evitar los efectos secundarios que podría tener en algunos casos su administración sistémica.
¿En qué casos se realizan?
Las inyecciones intravítreas se utilizan para hacer frente a diferentes patologías que afectan a la retina:
- DMAE (degeneración macular asociada a la edad): las inyecciones han demostrado su eficacia frente a la forma húmeda de la enfermedad y se están estudiando los beneficios de nuevos fármacos para la forma seca, actualmente sin tratamiento.
- Edema macular diabético: es la principal complicación y causa de pérdida de visión en pacientes con retinopatía diabética, cuya progresión se ha visto que puede revertirse tratando el edema macular con terapia intraocular.
- Otras enfermedades oculares como oclusiones venosas de la retina, uveítis, agujero macular o complicaciones derivadas de la alta miopía.
Para muchas de estas patologías, las inyecciones intravítreas han mejorado el resultado visual de los pacientes respecto a tratamientos anteriores y, a menudo, ofrecen una alternativa que permite evitar la cirugía.
Exámenes previos
Es importante llevar a cabo una exploración completa del fondo de ojo, que en la mayoría de casos incluye la realización de una tomografía de coherencia óptica (OCT). También pueden requerirse otras pruebas diagnósticas complementarias como la angiografía fluoresceínica.
Antes de la inyección intravítrea
Antes de realizarse la inyección, se desinfectan los párpados y el ojo del paciente, a quien también se le aplica anestesia tópica (gotas) para que no sienta ninguna molestia durante el procedimiento.
Durante la inyección
Las inyecciones intravítreas se llevan a cabo en quirófano o, en la mayoría de casos en IMO, en consulta, siempre bajo unas condiciones adecuadas de asepsia. El procedimiento, que se realiza con una aguja muy fina, es indoloro para el paciente, rápido (alrededor de 5 minutos) y sencillo. No obstante, dado la delicadez de las estructuras oculares que se tratan, es importante que sea realizado por un oftalmólogo especialista para garantizar los mejores resultados y evitar complicaciones.
Después de la inyección
El postratamiento no es doloroso para el paciente ni requiere ningún cuidado especial, salvo ponerse colirio antibiótico durante unos días.
El número de inyecciones que deberán aplicarse y su frecuencia de repetición (que normalmente se va espaciando a medida que avanza la terapia) dependerán de las pautas indicadas por el especialista, según cada caso.
Riesgos
Si la preparación en la consulta/quirófano es adecuada y se sigue un buen tratamiento profiláctico (“preventivo”), el riesgo de infección es mínimo. Por ello, a pesar de que supone la principal complicación de las inyecciones intravítreas, solo se da en menos de 1 de cada 1.000 casos.
Expertos que llevan a cabo este tratamiento
Preguntas frecuentes
La Rejilla de Amsler es una prueba de autodiagnóstico muy eficaz para detectar los primeros síntomas de la DMAE. Se recomienda realizar esta fácil prueba de forma periódica a partir de los 50 años. Puedes descargarla junto con las instrucciones para realizar la prueba correctamente en este enlace.
Las personas con más de ocho dioptrías tienen alta miopía y deben someterse a revisiones periódicas oftalmológicas. Tienen algunas limitaciones, como la cirugía refractiva con Láser Excímer, que está indicado para pacientes con menos de 8 dioptrías. Pero existen técnicas como la cirugía refractiva con lentes intraoculares que son una buena opción. Se valora en consulta y se decide qué tipo de lentes son las adecuadas a cada paciente, a su tipo de córnea y a sus necesidades visuales.
Es mucho más frecuente que aparezcan hemorragias en el post-operatorio de una intervención, especialmente si se ha practica vitrectomía, en el caso de los pacientes con retinopatía diabética. Esto se debe a que las paredes de los vasos de estos pacientes son enormemente frágiles y más tendentes a producir sangrados.
Antelación
En ocasiones, los pacientes desean realizarse tratamientos para verse mejor antes de un evento o de una ocasión especial. En estos casos, en líneas generales, se suele recomendar realizarlos con una antelación mínima de 3 semanas, para que:
- se puedan apreciar los resultados definitivos
- no hayan marcas
- tener margen para realizar retoques, en caso de que sean necesarios
Tratamientos quirúrgicos
Por su parte, los tratamientos quirúrgicos se suelen realizar con una antelación mínima de 2 meses para poder apreciar los resultados definitivos. En este sentido, generalmente, son cirugías mínimamente invasivas, sin marcas visibles, que tienen por objetivo mantener la armonía del rostro del propio paciente, alejándose de resultados demasiado artificiales.
La mejor época del año
La mayoría de tratamientos tanto de medicina estética, como quirúrgicos, pueden llevarse a cabo en cualquier momento del año.
La única excepción son los láseres (IPL y CO2), cuya aplicación no se realiza en periodo estival, ya que los rayos del sol inciden de forma negativa en el postratamiento.
Descubre aquí todos los tratamientos que realiza el Departamento de estética.
Si practicas deporte, debes tener el mismo cuidado que cualquier otra persona. Puedes utilizar gafas de protección para evitar lesiones o irritación ocular.
Por otro lado, el ojo con alta miopía tiene una mayor predisposición a padecer ciertas enfermedades oculares, especialmente de retina.
Algunos de los principales problemas relacionados con este factor de riesgo son el desprendimiento de la retina, la degeneración de la retina central por placas de atrofia, el crecimiento de vasos por debajo de la mácula (centro de la retina), el agujero macular miópico y la separación de las capas de la retina macular (squisis).
Estas enfermedades pueden provocar una discapacidad visual importante e incidir directamente en la calidad de vida, por lo que es importante diagnosticarlas de forma precoz. Existen ciertos signos de alarma, como la aparición de moscas volantes (manchas negras que se mueven entorpeciendo la visión), la visión de luces similares a flashes, manchas fijas en la visión o la visión distorsionada de las líneas rectas. Ante cualquiera de estos síntomas, visita a tu oftalmólogo.
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Las inyecciones intraoculares actúan liberando fármacos de forma local en el interior del ojo, especialmente en la retina y de forma aun más específica, en la mácula (zona central de la retina responsable de la visión de detalle). El caso más claro es el tratamiento de la DMAE, aunque también se aplican con éxito en casos de trombosis retiniana, alta miopía y de enfermedades vasculares de la retina, como edema macular diabético. Con el uso de las inyecciones intraoculares, se ha conseguido que cerca del 60% de los pacientes tratados recupere la visión, frente al 20% que lo hacía con otras técnicas, y se evitan los riesgos asociados a la cirugía, cuyo número se ha reducido casi a la mitad en los últimos años, gracias a esta opción farmacológica. Al ser un campo que se está desarrollando a un ritmo vertiginoso, se espera que pronto también puedan tratarse patologías hereditarias de la retina que actualmente no tienen cura.
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