¿Qué son las MIGS?
Las conocidas como técnicas MIGS (Minimally Invasive Glaucoma Surgery) son unos nuevos procedimientos de cirugía del glaucoma que logran una reducción eficaz y segura de la presión intraocular. Lo hacen de forma mínimamente invasiva para el paciente, a partir de la implantación de unos pequeños dispositivos de drenaje.
Estos implantes permiten controlar la presión intraocular, favoreciendo la salida del humor acuoso del ojo, a través de tubos que van desde la cámara anterior del ojo hasta el espacio subconjuntival (como el implante Xen) o el espacio supracoroideo, o bien desde el trabéculo hasta el canal de Schlemm (por ejemplo, el implante iStent).
Otros MIGS son:
- Preserflo Microshunt, que posee un material sintético biompatible
- Trabeculostomía con láser excímer (ELT), más información aquí
¿En qué casos se realizan?
Las MIGS están indicadas en pacientes con hipertensión ocular o glaucoma leve y son una alternativa a los fármacos hipotensores, de modo que disminuyen los problemas de cumplimiento y los efectos secundarios derivados del uso diario de gotas. Además, se trata de procedimientos que permiten optar por el abordaje quirúrgico del glaucoma en fases más tempranas de la enfermedad, ya que presentan un bajo riesgo de complicaciones en relación a cirugías clásicas más agresivas.
Las MIGS pueden utilizarse tanto de forma aislada como asociada a cirugía de catarata. La intervención combinada es especialmente efectiva y logra una mayor reducción de la presión intraocular sin tener que realizar incisiones extras, requiriendo apenas unos minutos de tiempo adicional para practicar la operación.
La implantación del dispositivo Xen, de apenas 6 mm de longitud (similar a una pestaña), es una de las técnicas MIGS para el glaucoma que se realiza en IMO.
Exámenes previos
Es importante realizar una revisión oftalmológica completa para orientar correctamente el tratamiento e indicar la técnica idónea en cada paciente.
Las pruebas diagnósticas que se realizan habitualmente antes de una posible cirugía –que permiten determinar con precisión el tipo y la fase del glaucoma– son la campimetría para el estudio del campo visual; la tonometría, que proporciona el valor de la presión intraocular; la gonisoscopía o visualización directa del ángulo iridocorneal; la paquimetría, que mide el grosor de la córnea, y la exploración del nervio óptico, ya sea de forma directa o con pruebas automatizadas (OCT o HRT).
Durante la intervención
Las cirugías MIGS son mínimamente invasivas para el paciente y se trata de intervenciones unas 3 veces más rápidas que las técnicas quirúrgicas clásicas para el glaucoma.
Los dispositivos biocompatibles (algunos de los más pequeños que se insieren en el cuerpo humano) se implantan mediante incisiones de tan solo 2 mm. Su colocación en diferentes partes del ojo, en función del modelo de MIGS utilizado –hay más de 12 tipos distintos–, abre una nueva vía de drenaje del humor acuoso, sin alterar apenas las estructuras oculares y, en ocasiones, sin requerir suturas.
Después de la intervención
La cirugía MIGS tiene un postoperatorio que suele ser sencillo y de rápida recuperación para el paciente, en el que habitualmente se consigue estabilizar la presión intraocular de forma segura, eficaz y prolongada. De hecho, alrededor de un 75% de los pacientes a quienes se implantan estos dispositivos reducen el número de fármacos hipotensores que deben utilizar o bien dejan de necesitarlos.
Al ser una patología degenerativa y progresiva, el glaucoma debe controlarse crónicamente con el oftalmólogo para evitar el daño en el nervio óptico y la pérdida de visión.
Riesgos
Las técnicas MIGS se caracterizan por su alto perfil de seguridad y, a pesar de que conllevan la implantación de un dispositivo de drenaje, permiten asegurar la preservación anatómica de las estructuras oculares.
Además, con este tipo de intervención es poco común que se produzca una hipotonía (bajada excesiva de la presión intraocular), una de las principales complicaciones de la cirugía del glaucoma.
Patologías asociadas
Expertos que llevan a cabo este tratamiento
Preguntas frecuentes
Para detectar el glaucoma y determinar de qué tipo es y en qué estadio se encuentra, no es necesario realizar exploraciones muy complejas ni dolorosas para el paciente. Las pruebas más importantes a la hora de realizar el diagnóstico son el examen del nervio óptico –bien sea de manera directa o con pruebas automatizadas como la OCT– y la toma de la presión ocular (tonometría). Estas se complementan con la realización de un campo visual (campimetría) para determinar el estadio de la enfermedad; la visualización el ángulo que forman la córnea, el iris y la esclera para clasificar el tipo de glaucoma (gonioscopia) y la medición del grosor corneal ya que puede influir en el valor de presión ocular (paquimetría).
En el interior del ojo existe un espacio que se llama cámara anterior. Este espacio contiene un líquido transparente (humor acuoso), que baña las estructuras que allí se encuentran y mantiene sus propiedades ópticas.
El líquido está entrando y saliendo constantemente de la cámara anterior. La salida del mismo se produce a través del ángulo que forman la córnea y el iris cuando se unen. El ángulo tiene la función de dejar salir el humor acuoso hacia el exterior del ojo para que la presión intraocular se mantenga estable y no se dañe el nervio óptico.
En el caso de los glaucomas de ángulo abierto, pese a que este ángulo está abierto, por diferentes motivos, no funciona correctamente, por lo que el humor acuoso sale más lentamente del ojo, provocando un aumento de la presión intraocular y el consiguiente daño del nervio óptico.
En el caso de los glaucomas de ángulo cerrado, el ángulo se cierra e impide la salida del humor acuoso, aumentando igualmente la presión intraocular.
Es un factor de peso importante en el glaucoma, aunque las bases genéticas de la patología son heterogéneas: existen algunos casos de transmisión directa de generación en generación (como ocurre en los glaucomas congénitos) y otros casos de herencia compleja (por ejemplo, los glaucomas pseudoexfoliativos), en los que se observa un porcentaje de afectos en una misma familia superior a la media poblacional. En ambas circunstancias, los estudios genéticos brindan la oportunidad de detectar posibles futuros casos de glaucoma.
Mientras las investigaciones genéticas siguen avanzando para aumentar el conocimiento en este campo, es importante que los pacientes con antecedentes familiares de glaucoma sean conscientes del mayor riesgo que tienen de padecer la enfermedad. Por ello, es recomendable que las personas con familiares afectos, especialmente de primer orden (padres, hermanos y/o hijos), se sometan a controles oftalmológicos anuales como tarde a partir de los 40 años.
Antelación
En ocasiones, los pacientes desean realizarse tratamientos para verse mejor antes de un evento o de una ocasión especial. En estos casos, en líneas generales, se suele recomendar realizarlos con una antelación mínima de 3 semanas, para que:
- se puedan apreciar los resultados definitivos
- no hayan marcas
- tener margen para realizar retoques, en caso de que sean necesarios
Tratamientos quirúrgicos
Por su parte, los tratamientos quirúrgicos se suelen realizar con una antelación mínima de 2 meses para poder apreciar los resultados definitivos. En este sentido, generalmente, son cirugías mínimamente invasivas, sin marcas visibles, que tienen por objetivo mantener la armonía del rostro del propio paciente, alejándose de resultados demasiado artificiales.
La mejor época del año
La mayoría de tratamientos tanto de medicina estética, como quirúrgicos, pueden llevarse a cabo en cualquier momento del año.
La única excepción son los láseres (IPL y CO2), cuya aplicación no se realiza en periodo estival, ya que los rayos del sol inciden de forma negativa en el postratamiento.
Descubre aquí todos los tratamientos que realiza el Departamento de estética.
Es muy importante que el paciente con presión ocular elevada, principal factor de riesgo de desarrollar un glaucoma, sea muy escrupuloso en seguir el tratamiento y las recomendaciones del oftalmólogo.
Entre otros, algunos fármacos pueden provocar una subida de la presión intraocular. Por este motivo, los pacientes deben revisarse periódicamente la visión, incluyendo la toma de la presión ocular y consultar con el oftalmólogo la medicación que toman.
El glaucoma provoca una disminución progresiva del campo visual del paciente, cuya visión periférica se va reduciendo poco a poco. Por ello, es difícil percatarse de esta pérdida gradual hasta que la enfermedad ya se encuentra en estadios avanzados y el campo visual se ha reducido en gran parte y de manera irreversible.
El mito de que las personas con glaucoma ven un túnel negro no se ajusta a la realidad, ya que el “aspecto” de la enfermedad varía según la persona y el grado de afectación del campo visual. Algunos pacientes describen visión borrosa, niebla o visión de puntos ciegos, aunque muchas veces les resulta difícil explicar qué les pasa y pueden confundir el glaucoma con otras enfermedades oculares como las cataratas.
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Salida 7 de la Ronda de Dalt (lado montaña). La clínica cuenta con un aparcamiento de más de 200 plazas.
En bus
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