Vicente Calvo

13 de abril de 2022

El miedo a la visión doble frenaba a Vicente a operarse de la desviación ocular que padecía desde niño, un problema que cada vez tenía mayor impacto en su día a día y que, una vez solventado, mejoró sus relaciones sociales y ciertas actividades, como la conducción.

Vicente Calvo ha convivido durante muchos años con el estrabismo, sin pensar que este problema pudiera tener solución hasta que acudió a IMO. Motivado por una revisión rutinaria en el Instituto, descubrió que la desviación ocular que padecía desde niño podía corregirse quirúrgicamente con éxito, lo que le abrió una nueva perspectiva. Sin embargo, y a pesar de la confianza y seguridad que le transmitieron los especialistas del centro, necesitó tiempo para tomar la decisión de someterse a la cirugía del estrabismo, algo habitual en muchos pacientes según la Dra. Ana Wert. La especialista destaca que “la idea de que el estrabismo no es operable en adultos está muy extendida, aunque la realidad es que esta patología no tiene edad y puede intervenirse en el momento idóneo para cada paciente”.

Tras comprobar los resultados en primera persona, Vicente lamenta no haberlo hecho a los 30 años, en vez de a los 50, ya que, según confiesa, “he pasado décadas constantemente pendiente de forzar la vista para no parecer `bizco’ y muchas veces me ocurría sin poder controlarlo ni darme cuenta”.

La visión doble, un temor atrás

Lo que frenaba a Vicente a poner fin a esta preocupación, que llegó a ser un hándicap social para él, era el miedo a entrar en quirófano y salir de él con visión doble, como había escuchado en varias ocasiones antes de visitarse en IMO.

La Dra. Wert explica que “es común la falsa creencia de que si una persona que tuerce los ojos no ve doble, cuando se opere y recupere la correcta alineación de la mirada sí que lo hará”. Sin embargo, la oftalmóloga lo desmiente completamente: los adultos con estrabismo desde la infancia no experimentan diplopía (visión doble) y tampoco la tendrán después de la intervención. “Para evitar la superposición de imágenes, los niños con desviación ocular desarrollan lo que se conoce como supresión, una capacidad que siguen conservando cuando crecen. Por tanto, es muy infrecuente (menos del 1% de los casos) que tras la cirugía del estrabismo de mayores tengan este problema”, aclara.

De todos modos, añade que “en IMO se realiza una exploración preoperatoria muy exhaustiva que permite reducir al máximo el riesgo, pudiendo calcular con precisión el grado de corrección quirúrgica necesario, sobre todo en aquellos casos en los que existe la ínfima posibilidad de visión doble”.

Asimismo, cuando el estrabismo aparece en edad adulta, por lo general sí que va asociado a diplopía y, precisamente, la operación se utiliza para corregir esta alteración.

Aunque el estrabismo es una patología típica de la infancia, también se da en adultos. La edad no es un impedimento para corregirlo, como demuestra el caso de Vicente, que se sometió a la cirugía del estrabismo una vez cumplidos los 50.

Autoestima y relaciones sociales

Con las garantías que le ofreció la especialista de IMO y el aliento de sus hijas, a la vez que el propio deseo de mejorar sus relaciones y actividades cotidianas, Vicente se atrevió a dar el paso. Después de la intervención, asegura que su calidad de vida dio un giro y, por ejemplo, su incomodidad en reuniones o entrevistas, desapareció por completo. Coincidiendo con la experiencia de Vicente, la Dra. Wert explica que “la mejora del autoestima y el beneficio psicosocial de los pacientes con la cirugía del estrabismo proporciona mucha confianza en ámbitos como el laboral, sobre todo en trabajos de cara al público o que implican interacción con diferentes equipos”.

Otro punto en el que el paciente notó un cambio muy positivo fue en la conducción: El estrabismo es una enfermedad dinámica que puede ir en aumento y, por ello, Vicente explica que “cada vez tenía más dificultades para coger el coche de noche, ya que debido a la desviación ocular las luces y las imágenes se me cruzaban y esto me impedía manejarme con seguridad”.

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  • Líneas 49 y 64, parada “Senda del Infante”
  • Línea N21, parada “Metro Lacoma”

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