Cirugía para el estrabismo del adulto

El estrabismo es un problema visual que consiste en la pérdida de paralelismo entre los dos ojos, de modo que no están alineados correctamente y cada uno mira en una dirección.

Aunque es una patología que suele asociarse a la infancia, también tiene lugar y puede tratarse en la edad adulta.

El estrabismo en adultos puede clasificarse según la dirección en la que se produce la desviación: hacia dentro (endotropía), hacia fuera (exotropía), hacia arriba (hipertropía) o hacia abajo (hipotropía). También puede ser constante o intermitente, y afectar siempre al mismo ojo o alternar entre ambos.

Además, se distinguen dos grandes grupos según su origen: el estrabismo residual infantil, que reaparece en la edad adulta, y el estrabismo adquirido, que puede surgir de forma repentina debido a afecciones neurológicas, traumatismos, enfermedades sistémicas, tumores o incluso tras ciertas cirugías oculares.

El estrabismo en adultos puede producirse como consecuencia de un estrabismo infantil o ser secundario a diferentes enfermedades y procesos.

En función de sus múltiples orígenes, pueden distinguirse cuatro grandes grupos de estrabismo, cada uno de los cuales deberá tratarse de forma específica:

• Paralítico: los músculos encargados de mover el ojo y dirigir la mirada tienen menos fuerza, generalmente a causa de isquemias, tumores o patologías neurológicas.
• Restrictivo: se debe a un problema mecánico, derivado de cirugías oculares previas y fracturas o traumatismos orbitarios, así como secundario a enfermedades tiroideas o a miopía alta.
• Esencial: suele ser de origen infantil, aunque puede responder justo a todo lo contrario y ser fruto de la edad avanzada, debido a la laxitud que se produce en los tejidos implicados en el movimiento ocular.
• Sensorial: asociado a baja visión, ya que se produce cuando uno de los dos ojos carece de visión o esta es muy limitada.

Los síntomas del estrabismo pueden variar según el tipo y el grado de desviación, así como la capacidad del cerebro para adaptarse. Los más comunes incluyen:

• Visión doble o diplopía.
• Dificultad para fijar la vista en un objeto.
• Sensación de fatiga visual o dolores de cabeza.
• Pérdida de la percepción de profundidad.
• Necesidad de girar la cabeza para compensar la desviación.
• Problemas de autoestima o inseguridad debido al aspecto del ojo desviado.

En algunos casos, el estrabismo puede pasar desapercibido visualmente, pero causar alteraciones significativas en la calidad de vida del paciente.

Más allá de los síntomas físicos, el estrabismo puede afectar la vida social, profesional y emocional del paciente. La presencia visible de un ojo desviado puede generar inseguridad o incomodidad en las relaciones personales, mientras que la visión doble puede dificultar tareas cotidianas como conducir, leer o trabajar con pantallas. Por ello, es fundamental abordar esta afección no solo desde un punto de vista médico, sino también funcional y psicológico.