Parálisis facial: qué es, cómo se manifiesta y cómo tratarla

La parálisis facial es una alteración que afecta al movimiento de los músculos de la cara y que puede tener un gran impacto tanto a nivel funcional como estético. Además de dificultar acciones cotidianas como sonreír, hablar o cerrar los ojos, repercute en la expresión y comunicación no verbal, condicionando de forma importante la calidad de vida de quien la padece.

En IMO Grupo Miranza contamos con especialistas en oculoplastia y neurologías capaces de ofrecer un abordaje integral, adaptado a la causa y al grado de afectación de cada paciente.

¿Qué son la parálisis facial y la parálisis facial periférica?

La parálisis facial es la pérdida parcial o total de movimiento en uno de los lados de la cara. Ocurre cuando el nervio facial (VII par craneal) se ve afectado.

Dentro de esta condición, la forma más común es la parálisis facial periférica, también conocida como parálisis de Bell cuando no existe una causa identificada. Se caracteriza por una aparición brusca de debilidad o parálisis en un lado del rostro, afectando tanto la zona superior (frente y ceja) como la inferior (boca). Esto la diferencia de la parálisis facial central, en la que suele preservarse la movilidad de la frente y está asociada a lesiones cerebrales, como un ictus.

¿Por qué se produce la parálisis facial?

Las causas pueden variar y no siempre es posible identificarlas con certeza. Entre las más frecuentes se encuentran:

• Parálisis de Bell (idiopática): aparece de forma repentina y suele relacionarse con infecciones virales que inflaman el nervio facial.
• Infecciones: como la enfermedad de Lyme, otitis o herpes zóster.
• Problemas neurológicos o vasculares: ictus, esclerosis múltiple o tumores cerebrales.
• Traumatismos y cirugías: fracturas de cráneo, intervenciones de oído o parótida.
• Tumores en el trayecto del nervio facial.
  

Conocer la causa es clave para orientar el tratamiento. Por ello, la valoración médica debe incluir exploración clínica y, en algunos casos, pruebas de imagen o estudios específicos del nervio.

Síntomas de la parálisis facial

Los síntomas más habituales incluyen:

• Asimetría facial con caída de la comisura labial.
• Dificultad o incapacidad para cerrar el ojo.
• Visión borrosa o molestias oculares por sequedad.
• Problemas para sonreír, hablar o soplar.
• Alteraciones del gusto o de la audición.
• Espasmos musculares o movimientos involuntarios durante la recuperación.

Estos signos no solo tienen un impacto estético, sino también funcional, especialmente a nivel ocular, donde es fundamental evitar lesiones de la córnea.

Tratamientos para la parálisis facial

El tratamiento dependerá de la causa, el tiempo de evolución y el grado de afectación. En IMO Grupo Miranza ofrecemos distintas opciones:

• Medicación: corticoides para reducir la inflamación y antivirales en casos concretos.
• Protección ocular: lágrimas artificiales, pomadas lubricantes, tapado nocturno o procedimientos quirúrgicos como la colocación de pesos en el párpado.
• Rehabilitación facial: fisioterapia y ejercicios específicos para recuperar la movilidad y prevenir movimientos anómalos.
• Neuromoduladores: útil para corregir espasmos y sinquinesias, mejorando la simetría del rostro.
• Cirugía reconstructiva: en casos más graves, puede ser necesario recurrir a técnicas de injerto nervioso, transferencia muscular o procedimientos de oculoplastia para restablecer la función y proteger la visión.

 Preguntas frecuentes sobre la parálisis facial

¿La parálisis facial se cura sola?

En muchos casos, especialmente en la parálisis de Bell, la recuperación es parcial o total en semanas o meses. Sin embargo, cuando existe daño severo en el nervio, pueden persistir secuelas que requieren tratamiento adicional.

¿Qué secuelas puede dejar la parálisis facial?

Las más habituales son la asimetría, los espasmos involuntarios y la dificultad para cerrar el ojo por completo. Todas ellas pueden tratarse para mejorar la función y la estética facial.

¿Se puede perder visión por una parálisis facial?

La parálisis no afecta directamente al ojo, pero al impedir el cierre palpebral aumenta el riesgo de lesiones corneales que, si no se tratan, pueden comprometer la visión.

¿Cuándo debo acudir a un especialista?

Si la parálisis aparece de forma repentina, es importante acudir cuanto antes a un servicio médico para descartar un ictus u otras causas graves. Asimismo, la valoración oftalmológica temprana es fundamental para proteger el ojo desde el inicio.