Ambliopía: ¿Qué es y qué lo provoca?

¿Qué es la ambliopía u ojo vago?

La ambliopía es un trastorno visual que aparece durante la infancia y que afecta la visión de uno de los ojos, aunque en algunos casos puede comprometer a ambos. Se caracteriza por una visión reducida que no mejora completamente con gafas o lentes de contacto. Popularmente es conocida como “ojo vago”, ya que el cerebro favorece la imagen de un ojo y desatiende la del otro, lo que provoca una disminución de la agudeza visual.

A diferencia de otros problemas oculares, la ambliopía no se debe a una lesión física evidente, sino a una falta de estimulación adecuada durante los primeros años de desarrollo visual. El cerebro, al recibir dos imágenes desiguales, opta por suprimir la que considera menos nítida. Esto genera un déficit visual que, sin tratamiento, puede volverse permanente, ya que el sistema visual es especialmente sensible en la infancia.

 ¿Cuáles son las causas principales de la ambliopía?

Las causas suelen dividirse en tres grandes grupos:

• La primera y más habitual es la ambliopía por estrabismo. Cuando los ojos no están correctamente alineados, el cerebro recibe dos imágenes diferentes y para evitar visión doble decide suprimir la señal procedente del ojo desviado. Este mecanismo de defensa termina perjudicando su desarrollo visual.
• Otra causa es la anisometropía, una diferencia significativa de graduación entre ambos ojos. Si uno de los ojos tiene una miopía, hipermetropía o astigmatismo más marcado, la imagen resultante llega más borrosa al cerebro. Con el tiempo, este deja de utilizar el ojo con peor enfoque, produciendo un trastorno visual que puede pasar desapercibido durante años.
• La tercera causa es la ambliopía por privación. Se produce cuando una alteración física —como catarata congénita, ptosis palpebral severa o una opacidad corneal— impide que la luz llegue correctamente a la retina. Incluso una obstrucción parcial sostenida durante los primeros meses puede interferir en el desarrollo normal de la visión.

Factores como antecedentes familiares, prematuridad, enfermedades neurológicas o problemas oculares no tratados también aumentan el riesgo de desarrollar alteración visual unilateral.

¿Cuáles son los síntomas de la ambliopía?

La ambliopía puede ser difícil de identificar en la infancia, especialmente porque los niños se adaptan de forma natural a ver con un solo ojo. Por eso muchas veces se detecta tardíamente, cuando el déficit visual ya está consolidado. Entre los signos más frecuentes se encuentra la visión borrosa, la dificultad para percibir profundidad y la falta de coordinación entre ambos ojos.

En casos asociados a estrabismo, el ojo puede desviarse hacia adentro, afuera o hacia arriba en distintos momentos del día. Sin embargo, la desviación no siempre es visible, por lo que conviene prestar atención a comportamientos sutiles, como cerrar un ojo al mirar de lejos o acercar demasiado los objetos.

Los niños con ambliopía suelen cansarse más al leer, lo que puede derivar en fatiga visual. También pueden presentar dificultades en tareas que requieren visión binocular, como atrapar una pelota o coordinar movimientos precisos.

¿Qué tratamiento necesitamos para la ambliopía?

El objetivo del tratamiento es estimular el ojo afectado para que desarrolle su capacidad visual. La base del tratamiento consiste en corregir el defecto refractivo con gafas adecuadas. En muchos casos, la mejora visual comienza rápidamente cuando el cerebro recibe una imagen más nítida.

Además, se utiliza la oclusión del ojo dominante mediante parches que obligan al cerebro a trabajar con el ojo débil. Esta terapia, aunque requiere constancia, es una de las más efectivas y forma parte del tratamiento estándar desde hace décadas. En algunas ocasiones se emplean gotas atropínicas en el ojo fuerte para desenfocarlo temporalmente y favorecer la utilización del ojo vago.

¿Cómo podemos prevenir la ambliopía?

La prevención se basa en revisiones oftalmológicas periódicas durante la infancia. Identificar un problema de visión infantil de forma precoz permite iniciar el tratamiento en el momento de mayor eficacia. Los padres deben estar atentos a señales como desviación ocular, inclinación de la cabeza para mirar, acercarse mucho a los objetos o quejas repetidas de visión borrosa.

También es importante corregir cuanto antes los errores refractivos. Un niño que ve mal con un ojo y bien con el otro no suele quejarse, pero esa diferencia puede desencadenar pérdida de visión binocular. En casos de cataratas congénitas u otras obstrucciones visuales, la intervención temprana es fundamental para evitar daños permanentes.

Aunque la ambliopía no siempre puede prevenirse, detectarla antes de los primeros años escolares aumenta notablemente las probabilidades de recuperación. Por eso la vigilancia visual en la infancia no solo es recomendada, sino esencial para un desarrollo adecuado del sistema visual.