La implantación de lentes intracorneales, nueva técnica para combatir la presbicia o vista cansada

19 de diciembre de 2012

El cristalino, la lente natural del ojo, requiere dos cualidades indispensables para cumplir su función: elasticidad, para “acomodar” y poder enfocar objetos a distintas distancias, y transparencia, para ver de forma nítida. En una persona joven y sin problemas oculares, se cumplen ambas cualidades. Pero el cristalino envejece relativamente pronto. A partir de los 40 años va perdiendo progresivamente sus propiedades: primero pierde su elasticidad y, por tanto, capacidad de acomodación, lo que se traduce en una creciente dificultad para enfocar los objetos cercanos (presbicia). Posteriormente, el cristalino va perdiendo su transparencia (catarata), ocasionando una pérdida de agudeza visual, tanto de lejos como de cerca. Mientras que la cirugía de la catarata se ha convertido en la cirugía oftalmológica más practicada en las sociedades desarrolladas, cada vez son más las personas que desean acabar con la excesiva dependencia de gafas provocada por la presbicia o “vista cansada”. El Dr. Daniel Elies, especialista en córnea y cirugía refractiva del Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona (IMO), aclara que estos pacientes deben saber que “si bien el poder de acomodación del cristalino no se corrige, sí existen cada vez más estrategias para minimizar sus consecuencias”. En cualquier caso, también hay que tener en cuenta que “se trata de un proceso en permanente evolución y que, por tanto, gran parte de las técnicas de corrección deberán ser modificadas con el paso del tiempo”.

Lentes intracorneales para modificar la curvatura de la córnea y mejorar la profundidad de foco

Por ello, los especialistas se centran cada vez más en las técnicas que permiten reversibilidad, es decir, que una vez practicadas pueden modificarse de forma sencilla y sin trauma para el paciente, si los resultados no son los esperados o bien si la evolución del proceso de presbicia así lo aconseja. En este sentido, IMO aplica de forma pionera en España unas nuevas lentes intracorneales que carecen de poder óptico ya que no modifican las dioptrías, pero que inciden directamente en la curvatura corneal. Se trata de unas lentes de 2 mm de diámetro, totalmente transparentes que se colocan centradas en la córnea y que logran modificar su asfericidad. Con ello se consigue un cambio en la profundidad de foco, que combate la dificultad para enfocar en la visión cercana típica de la presbicia. Esta opción es fácilmente reversible, mediante la extracción de dicha lente y, en caso de que se estime oportuno, su substitución por otra lente o bien por otra de las opciones que existen actualmente para combatir los efectos de la presbicia.

Lentes intraoculares

Entre estas alternativas, como en otras situaciones en cirugía refractiva, existe la posibilidad de recurrir a la implantación de lentes intraoculares, que se colocan en substitución del cristalino, la lente natural del ojo, para corregir el defecto de refracción. Si las características del ojo del paciente y su edad lo aconsejan, la implantación de lentes intraoculares es una de las mejores opciones para dar respuesta a la presbicia.

Cirugía de catarata y presbicia

Tras la cirugía de catarata, los pacientes que antes llevaban gafas consiguen normalmente prescindir de la corrección de lejos, aunque en ocasiones siguen requiriendo gafas para ver de cerca, ya que la lente no es capaz de acomodar. En cualquier caso, y con una predictibilidad relativamente alta, el defecto refractivo final puede ser programado por el equipo quirúrgico y, mediante monovisión, mediante manipulación de la asfericidad o mediante una combinación de ambas cosas, con frecuencia se logra una mayor independencia de gafas para ver de cerca tras la intervención. “Si un paciente requiere gafas de cerca tras la operación de cataratas y desea prescindir de ellas, la modificación de la curvatura corneal a través de las nuevas lentes intracorneales puede ser una buena opción”, explica el Dr. José Luis Güell, coordinador del área de córnea y cirugía refractiva de IMO y pionero en la utilización de este tipo de lentes.

Láser

Existen diferentes técnicas que han tratado de mejorar las condiciones de presbicia, como las ablaciones con láser excímer multifocales o bifocales sobre la córnea, mediante queratectomía fotorrefractiva (QFR) o LASIK; implantes de segmentos episclerales o incisiones esclerales anteriores, aunque, por el momento, algunas de estas técnicas presentan unos resultados mejorables. Las estrategias que están mostrando resultados más efectivos son aquellas dirigidas a modificar la asfericidad corneal, ya sea mediante el láser Femtosegundo y el láser de Excímer o con la implantación de las nuevas lentes intracorneales (estas últimas con la ventaja adicional de tratarse de un procedimiento reversible).

Monovisión

Sea cual sea la técnica por la que se opte, un concepto importante a la hora de hacer frente a la presbicia es el de la monovisión, que consiste, fundamentalmente, en utilizar un ojo para ver de cerca y el otro para ver de lejos. La monovisión es una opción que habitualmente se ha planteado a personas miopes de baja graduación y con presbicia que desean eliminar su necesidad de gafas, aunque cada vez más, es una opción con mayor número de posibles opciones, diseños e indicaciones. El ojo emétrope (sin defectos de refracción y visualmente dominante) es el que se usará para la visión de lejos, dejando un ojo miope para ver de cerca. En general, la adaptación a esta situación, en individuos predispuestos y en condiciones adecuadas, suele ser excelente, requiriendo corrección óptica tan sólo en algunas situaciones especiales, como conducir de noche o leer letras muy pequeñas. Como alternativa a la monovisión, podemos corregir la presbicia con las ya citadas lentes intraoculares, que pueden ser multifocales o acomodativas y que, por diferentes mecanismos, buscan conseguir una buena visión para todas las distancias. Los resultados de estas lentes son variables, de modo que algunos pacientes se muestran muy satisfechos con los resultados y en cambio otros no consiguen prescindir de su corrección de cerca al 100%. El estudio de cada caso concreto y la experiencia del profesional permitirán elegir a los mejores candidatos para este tipo de cirugía. En general, “podemos decir que las lentes multifocales permiten un alto rango de distancias de visión, mientras que las lentes acomodativas (monofocales) proporcionan un rango de acomodación más limitado”, explica el Dr. Elies. “Por contra, la calidad visual en condiciones determinadas (poca luz…) es ligeramente superior en el caso de las lentes monofocales acomodativas, por lo que en algunos casos el paciente operado con este tipo de lentes (tanto unas como otras) requerirá gafas de apoyo para solucionar estas situaciones”, añade.

Gafas y lentes de contacto

Si no se desea pasar por quirófano, la corrección de la presbicia se realiza con gafas. Las personas que ya las usaban con anterioridad a la aparición de la presbicia necesitarán cambiar a un cristal bifocal (graduación para lejos y cerca), trifocal (graduación para tres distancias: lejos, distancia media y cerca) o bien progresivo (la parte superior del cristal sirve para la visión de lejos y la inferior, para la cercana, mientras que en la parte central la graduación es progresiva, abarcando todas las distancias). La opción que mejor cubre todas las necesidades visuales son los cristales progresivos, aunque en ocasiones la adaptación es larga o incluso imposible. Como la presbicia es progresiva, la graduación debe ir modificándose de forma periódica. Por lo que se refiere a las lentes de contacto, existen de distintos tipos: bifocales y multifocales, aunque la adaptación de las mismas es complicada, por lo que su uso está poco extendido. Sin embargo, pueden ser útiles dependiendo de la actividad que se desarrolle. Hay que intentar limitar el número de horas de uso de estas lentes, ya que se utilizan en pacientes en un grupo de edad con peor calidad de la película lagrimal, y el riesgo de hipo-oxigenación corneal es mayor. Si las actividades que se desarrollan necesitan una muy buena visión de cerca, las lentes de contacto no suelen ser una buena opción.

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