Cómo prevenir problemas en la mácula

20 de marzo de 2023

La DMAE o degeneración macular asociada a la edad, la primera causa de ceguera en mayores de 55 años en el mundo occidental, es una de las principales amenazas para la mácula y su incidencia va al alza por el aumento de la esperanza de vida.

Pero más allá de la DMAE… ¿qué puede ocurrirle a la mácula? ¿Y cómo puede cuidarse este tejido, encargado de la visión de talle?

La Dra. Anniken Burés, experta en retina de IMO Grupo Miranza Barcelona, descubre todas las claves.

La mácula, en el centro de la visión

La mácula es la zona donde se concentran la mayor parte de conos, los fotorreceptores que nos permiten ver en “alta definición”. 

Estas células, de las más especializadas de todo el cuerpo, son un tipo de neuronas que transforman las señales de luz en impulsos eléctricos que luego interpreta el cerebro para formar las imágenes.

Tenemos entre 6 y 7 millones de conos y, si se destruyen, no pueden volver a regenerarse. Por eso, la Dra. Anniken Burés explica que…

Es clave poner freno a aquellas enfermedades oculares que afectan a la mácula (la más conocida es la DMAE)  y que, por tanto, pueden repercutir muy severamente en la visión.

Dra. Anniken Burés

Dra. Anniken Burés es oftalmóloga experta en retina de IMO Grupo Miranza Barcelona

¿Se puede poner freno al deterioro de la mácula?

“Es clave realizar un diagnóstico precoz y llevar un control exhaustivo de la enfermedad. Cuando esta entra en una forma especialmente agresiva y de avance rápido, que llamamos DMAE húmeda, podemos tratarla con fármacos”, explica la Dra. Burés.

Según añade, “son fármacos que han revolucionado el tratamiento de la DMAE y que actúan directamente en el interior del ojo. Los administramos periódicamente en consulta, a través de una sencilla inyección que produce mínimas molestias.

Las inyecciones intraoculares también se utilizan frente a otras patologías como el edema macular, aunque existen ciertas enfermedades de la mácula, como el agujero macular o las membranas epirretinianas, que precisan cirugía.

Otros problemas en la mácula

  • Cuando la mácula se “encharca”: si los vasos sanguíneos de la retina presentan fugas de líquido, este puede acumularse en la mácula y provocar que se inflame y deje de funcionar correctamente. Es lo que se conoce como edema macular y las causas pueden ser diversas, desde una complicación de la diabetes, hasta un traumatismo o una trombosis de las venas o arterias del ojo, entre otras.
  • Cuando la mácula se “rompe”: al ser la parte más delgada de la retina, también pueden producirse roturas en la mácula y ocurrir un agujero macular. En este caso, la principal causa suele ser la edad, ya que, con el paso de los años, el gel que rellena el interior del ojo se contrae y se encoje, tirando de la retina, a la que se encuentra adherido, y pudiendo llegar a romperla.
  • Cuando la mácula se “arruga”: las membranas epirretinianas maculares son un tejido fibroso que crece sobre la mácula, lo que provoca una especie de pliegues o arrugas en su superficie que hacen que la visión se distorsione o, directamente, se pierda. Es una de las afecciones retinianas más frecuentes, sobre todo a partir de los 50 años.

Para prevenir lesiones en la mácula son clave las revisiones, idealmente anuales, a pesar de no notar ningún síntoma.

El papel del paciente es clave

Debido a la importancia de la mácula para gozar de una buena visión, conviene ponerla en manos expertas. Cuando se trata operarla, hablamos de “una microcirugía sumamente precisa y minuciosa, para la que utilizamos sofisticados equipos de visualización en quirófano e instrumentos de mínima incisión, que nos permiten ver la mácula con gran detalle y realizar maniobras muy finas”, apunta la Dra. Burés.

Asimismo, el papel del paciente es básico, ya que todo empieza por acudir a revisiones periódicas con el oftalmólogo.  Solo, de este modo, es posible detectar las lesiones maculares más incipientes, cuando todavía no se traducen en pérdidas acusadas de visión y, por tanto, existen más posibilidades de poder atajarlas a tiempo.

Además, pueden ayudarnos test de autoexploración, como la Rejilla de Amsler.

Un último consejo de la Dra. Burés…

Recomiendo hábitos saludables que benefician a la salud ocular y al buen estado de la mácula, como seguir una dieta equilibrada y mediterránea, realizar ejercicio físico regular o evitar el tabaco. Y  proteger los ojos del sol, ya que la mácula también recibe los daños acumulativos de una exposición prolongada sin protección, lo que puede acelerar patologías como la DMAE.

Dra. Anniken Burés

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  • Líneas 49 y 64, parada “Senda del Infante”
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AD700 Escaldes-Engordany, Andorra
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