Fidel Rojo
13 de abril de 2022
De un aparentemente inofensivo quiste en el párpado, a un tumor que pudo comprometer su ojo y su visión. Fidel nos explica cómo evolucionó su enfermedad y cómo, en IMO, logró atajarla de raíz.
Pequeños bultos, verrugas o granitos en la zona palpebral no deben ser menospreciados o pasados por alto, ya que, en ocasiones, pueden estar indicando la existencia de un tumor, como sucedió en el caso de Fidel Rojo. “Mi dermatóloga me extirpó un quiste en el párpado inferior del ojo izquierdo, que resultó ser cancerígeno”, explica. “Ella misma me derivó a otro dermatólogo, especialista en cirugía de Mohs (un tratamiento quirúrgico para el cáncer cutáneo), que me operó un mes después”.
Aparentemente todo el carcinoma había sido extirpado, pero Fidel notaba que no estaba completamente “limpio” y, a pesar de que le aseguraron que no debía preocuparse, insistió en realizarse un TAC. Sus sospechas se confirmaron: al mes de la cirugía, el cáncer no solo no se había eliminado por completo sino que había dejado de ser externo y se había metido en el interior del ojo. Fue entonces que acudió a la clínica oftalmológica en la que estaba siendo tratado de un principio de glaucoma, donde le atendió el especialista correspondiente. Sin embargo, como admite, “en ese centro no me transmitieron la confianza necesaria para ponerme en sus manos y tampoco me dieron una respuesta rápida. Tras solicitarme una nueva biopsia, me enviaron a casa, diciéndome que esperara tranquilamente su llamada… aunque pasaban los días y esta no llegaba. Mientras tanto, mi angustia seguía creciendo, ya que el dermatólogo que me había operado inicialmente se mostraba nervioso y preocupado, asegurándome que me iba la vida en ello”. Afortunadamente, asegura, una compañera de trabajo de su hija les recomendó venir a IMO.
Según relata, “llamamos un domingo por la noche y el lunes por la mañana me visitaron en el Departamento de Oculoplástica. Volví el martes para verme con el Dr. Ramón Medel, al que traje enseguida los resultados del nuevo TAC que me pidió, y me operó al día siguiente. Me garantizó que no me extirparía el ojo, como sí me habían dicho en la otra clínica, y así lo hizo: me lo salvó”. Por ello, Fidel reconoce estar muy agradecido, ya que conserva una buena visión y, sobre todo, no tiene rastro alguno del carcinoma, que ha sido completamente eliminado, si bien sigue sometiéndose a radiación preventiva de refuerzo. “Ahora tengo la certeza de que todo va por buen cauce, gracias a que en IMO han tomado cartas en el asunto con diligencia y profesionalidad”. Además, un factor de confianza que destaca es que “la experiencia del equipo del Dr. Medel, con una técnica muy depurada, es evidente, así como su excelencia tanto en el tratamiento quirúrgico como en el trato humano”.
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Salida 7 de la Ronda de Dalt (lado montaña). La clínica cuenta con un aparcamiento de más de 200 plazas.
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Transporte público
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De Lunes a viernes de 9:00 a 13:00 i de 15:00 a 20:00 h