Las revisiones oculares periódicas y un control apropiado de la diabetes retrasan la aparición de la retinopatía diabética

9 de noviembre de 2011

Dada la elevada incidencia de complicaciones oculares entre la población diabética, un problema creciente a medida que aumenta la esperanza de vida, el IMO pretende concienciar a enfermos y población en general sobre la importancia de la prevención y del control estricto de la enfermedad y de la visión. La retinopatía diabética es una de las principales causas de pérdida severa de visión en el mundo occidental.

Sólo en Cataluña, se calcula que alrededor de un 2% de la población diabética presenta grados de retinopatía avanzada con pérdida de visión total o con ceguera legal. En términos generales, más de la mitad de los pacientes diabéticos con 15 o más años de evolución de la enfermedad presenta algún grado de alteración vascular de la retina y casi todos los que llevan más de 30 años con la enfermedad, muestran signos de retinopatía diabética.

Aunque se calcula que los pacientes diabéticos tienen hasta 25 veces más posibilidades de pérdida total de la visión que las personas que no padecen la enfermedad, el daño visual que se deriva de la diabetes no tiene por qué llegar a ser grave. Ello dependerá del grado de severidad de la diabetes, del tiempo transcurrido desde el inicio de la enfermedad y del nivel de control de la misma por parte del paciente. Las principales medidas preventivas de los pacientes diabéticos para evitar o retrasar la aparición de la retinopatía diabética son realizar un control estricto de glucosa en sangre, de la presión arterial y el colesterol y evitar el tabaco.

Además, es imprescindible un riguroso seguimiento oftalmológico, ya que generalmente, la retinopatía diabética no provoca síntomas hasta que la lesión es severa. La revisión oftalmológica en diabéticos de tipo 1 debe realizarse a los 3-5 años del diagnóstico.

En cambio, los diabéticos de tipo 2 deben comenzar a realizar revisiones oftalmológicas desde el momento en que se diagnostica la enfermedad. Tras este primer examen, todos los pacientes deben someterse a una revisión oftalmológica anual, en el caso de que no se observe ninguna lesión.

El oftalmólogo propondrá revisiones de control en función de la pérdida de visión de cada paciente. En cualquier caso, es deseable diagnosticar la retinopatía antes de que aparezcan síntomas. Es especialmente aconsejable que las mujeres embarazadas y las personas con un mal control metabólico de la diabetes realicen estas revisiones.

Retinopatía diabética

La retinopatía diabética se produce porque las paredes de los vasos retinianos se alteran y se vuelven más permeables como consecuencia de los elevados niveles de glucemia. Estos vasos dejan de ser competentes y permiten el paso de fluido al espacio extracelular. La retinopatía diabética comienza a manifestarse con pequeñas lesiones (como dilataciones capilares o micro aneurismas) y pérdida de fluido en la retina.

Esto provoca un encharcamiento en la retina y si se extiende a la mácula, puede llegar a causar un edema macular (una de las principales causas de disminución de la agudeza visual en pacientes diabéticos).

En casos más avanzados, se produce lo que se conoce como “retinopatía diabética proliferativa”, el cuadro retiniano más grave relacionado con la diabetes, que afecta a un 20% de los diabéticos y puede comportar una pérdida severa de visión. Se llama proliferativo porque se produce por la proliferación de vasos sanguíneos nuevos. Estos originan hemorragias en el espacio vítreo, un tejido gelatinoso y transparente, que rellena el globo ocular. Al sangrar los vasos de la retina, el vítreo se vuelve opaco y causa disminución de la visión, que en general se produce de forma brusca.

Los tratamientos actuales -fotocoagulación con láser, inyecciones intravítreas o vitrectomía– logran detener la evolución de la enfermedad y pueden mejorar el pronóstico visual del paciente. Otras complicaciones visuales asociadas a la diabetes son el edema macular, el desprendimiento de retina, el glaucoma o las cataratas.

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Salida 7 de la Ronda de Dalt (lado montaña). La clínica cuenta con un aparcamiento de más de 200 plazas.

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Autobuses:

  • Líneas 49 y 64, parada “Senda del Infante”
  • Línea N21, parada “Metro Lacoma”

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